Catalina Maluk Abusleme
Directora Escuela de Economía y Negocios UCEN
Al interior de las familias chilenas, ocho de cada 10 hogares son liderados por mujeres -lo que se denomina la feminización de la pobreza- y aun cuando en los últimos años se han empezado a notar pequeños cambios en términos de inserción laboral femenina, estos no han sido tan significativos ni con la velocidad que se requiere para avanzar hacia una mayor equidad laboral.
Un reciente estudio realizado por ADDECO (empresa dedicada a la contratación de personas para distintas empresas), destinado a identificar la relación de mujeres versus hombres en todos los ámbitos laborales, demostró que se mantiene la mayor concentración de mujeres particularmente en sectores como servicios, y una baja participación en directorios, lo cual es realmente preocupante.
Lo anterior, da cuenta, además, que se mantiene la inequidad laboral femenina, persisten significativas brechas salariales y continúan siendo muy pocas las mujeres que alcanzan cargos directivos.
Si bien de este análisis se puede desprender que hay un castigo a la maternidad en Chile y por tanto, para postular a cargos directivos las mujeres deben finalmente renunciar a ella o postergarla, lo cierto es que para revertir la tendencia y aumentar el porcentaje de mujeres en directorios empresariales, no basta con políticas públicas ni con acciones determinadas que realice la empresa privada. Este es un tema donde muchos actores tienen que ponerse de acuerdo para generar un cambio real y donde la voluntad y la educación juegan un rol fundamental.