Por, Juan Carlos Urzúa R.
Arquitecto
presidente, Grupo de Trabajo de Planificación Territorial
Cámara Chilena de la Construcción sede Coyhaique
Se nos olvidó lo que eran los días de nieve en Coyhaique, se nos olvidó lo que era la escarcha, se nos olvidó ese trabajo Fome, pero «muy necesario» de despejar la nieve en los frentes de las casas. O tal vez lo sabemos, pero nos hacemos los desatendidos. La pandemia nos restringió de muchas cosas, pero sin duda una de las más grandes pérdidas fue ser ciudadano, fue usar correctamente nuestra ciudad, fue pensar de forma común, que lo que hago afecta al resto. Esos simples gestos como sacar la nieve para evitar un riesgo de caída para el que transita en frente de mi casa u oficina, era justamente un problema que solo se dan en las ciudades de clima extremo como la nuestra y es un gesto, una oportunidad que nos hace mejores en todo sentido, nos obliga por un momento a ponernos en el lugar del otro. Y ese es el gran problema que tenemos en nuestra ciudad. El creer que el espacio público al ser de todos, a la vez es de nadie, entonces podemos usar y abusar de él, a nuestra conveniencia y antojo». Y este problema es el que vemos reflejado en distintas dimensiones en nuestra ciudad.
Todos los esfuerzos que se estén haciendo o que se hagan por mejorar el espacio público serán en vano, sino hay un cambio de mentalidad previa, de entender que ese espacio público debe ser el reflejo de nosotros hacia nuestra comunidad. De qué sirve colocar nuevas ciclovías para diversificar opciones de transporte, si los automóviles se siguen estacionando en las platabandas, en las salidas de otros vehículos, en los estacionamientos de discapacitados, ¿o dónde esté marcado de exprofeso no estacionar?, ¿acaso alguien cree que va a impedirles que se estacionen sobre las ciclovías?.
Antes que cualquier inversión o mejora, se debe lograr un cambio de mentalidad profundo y eso se logra con dos variables, con «incentivos y con fiscalización», siendo de suma urgencia que la Municipalidad, retome su rol de fiscalizador, porque son ellos los responsables de velar porque el espacio público, el espacio urbano cumpla su objetivo. Gran parte de las veredas de nuestra ciudad están en completo detrimento. De qué sirve repararlas, si los autos siguen estacionándose sobre ellas. El rol de «fiscalización» es un rol ingrato, estamos de acuerdo, pero es la única forma de concientizar a la comunidad. El poder comenzar con partes de cortesía, por 3 meses, a modo de aviso y luego con una fiscalización dura y continua, es la única forma de «devolver la ciudad al peatón».
Es urgente que el Municipio y el Gobierno Regional, recojan el guante y se hagan cargo de forma rápida, porque son ellos los llamados a velar por que los recursos sean bien invertidos. Y no sirve invertir, si nadie se va a encargar de cuidar o mantener, el cambio de mentalidad urbana son los bueyes y van delante de la carreta no al revés.
Por, Juan Carlos Urzúa R.
Arquitecto
presidente, Grupo de Trabajo de Planificación Territorial
Cámara Chilena de la Construcción sede Coyhaique