Con 17,3 millones de hectáreas reconocidas como Reservas de la Biosfera, Chile celebra hoy el Día Internacional de la Reservas de Biosfera, instaurado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para resaltar el valor del desarrollo sustentable.
Nuestro país posee en la actualidad 10 territorios que han recibido el reconocimiento internacional como Reserva de Biosfera por parte de la UNESCO, donde de las cerca de 17,3 millones de hectáreas, 5,8 millones de hectáreas corresponden a zonas marinas y 11,5 a zonas terrestres. De estas últimas, 4,7 millones de hectáreas corresponden a 34 áreas silvestres protegidas bajo la tuición de la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
La propuesta de afectación de un territorio como reserva de biosfera debe surgir de los Estados o gobiernos nacionales, debiendo satisfacer un conjunto de criterios los cuales están establecidos en el Marco Estatutario de la Red Mundial de Reservas de Biosfera, aprobado por la Conferencia General de la UNESCO el año 1995.
Uno de los aspectos que resaltó el director ejecutivo de CONAF, Christian Little, en el marco de esta celebración, es que la afectación de un territorio como reserva de biosfera es un compromiso que cada Estado adquiere de manera voluntaria con la finalidad de llevar a la práctica los principios del Programa el Hombre y la Biosfera (MAB) a través del desarrollo socioeconómico sostenible, mediante un proyecto territorial estructurado en un sistema de gobernanza bien definido, que se desarrolla mediante una gestión participativa, con una planificación de acciones a largo plazo, apoyadas en conocimientos científicos y que concilian el desarrollo sustentable territorial con elevados valores de biodiversidad”.
En términos generales los criterios que debe satisfacer una zona para ser designada reserva de biosfera son contener un mosaico de sistemas ecológicos representativos de regiones biogeográficas, que comprendan una serie progresiva de formas de intervención humana; tener importancia para la conservación de la diversidad biológica; ofrecer posibilidades de ensayar métodos de desarrollo sostenible en escala regional; tener dimensiones suficientes para cumplir las tres funciones de las reservas de biosfera (conservación, desarrollo, apoyo logístico) y cumplir las tres funciones, mediante un sistema de zonificación. Además, aplicar mecanismos que faciliten la integración y participación de una gama adecuada de sectores, entre otros, autoridades públicas, comunidades locales e intereses privados, en la concepción y ejecución de las funciones de las reservas de biosfera.
Para la directora regional, Claudia Reyes Santelices, es importante y de suma responsabilidad contar con un área silvestre protegida reconocida por la UNESCO. “Parque Laguna San Rafael es una unidad muy importante , más aún cuando tiene este reconocimiento mundial por parte de la UNESCO , donde se valora la biodiversidad que se alberga ahí. Por otro lado, nos esforzamos en encontrar, constantemente, mejoras no solo en esta unidad, si no que en todas las que administramos en la región, ya que esta administración tiene un fuerte compromiso con preservar los ecosistemas” sostuvo Santelices.
En Chile, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) es el Punto Focal Técnico del Estado ante el Programa MAB. En esencia, las Reservas de la Biosfera se caracterizan por ser sitios de apoyo a la ciencia al servicio de la sostenibilidad, es decir, zonas especialmente designadas con el objetivo de probar enfoques interdisciplinarios para comprender y gestionar los cambios e interacciones de los sistemas sociales y ecológicos, incluidas la prevención de conflictos y la gestión de la biodiversidad.
Por ello, el Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) sienta las bases de las ciencias naturales y sociales para el uso racional y sostenible y la conservación de los recursos de la biosfera, así como para mejorar la relación general entre las personas y su entorno. Predice las consecuencias de las acciones de hoy en el mundo de mañana y, por lo tanto, aumenta la capacidad humana de gestionar eficazmente los recursos naturales para el bienestar de las personas y el medio ambiente.