María Isabel Manzur de Chile Sustentable y Lorena Arce del Observatorio Ciudadano, hacen un balance luego de la aprobación de la ley SBAP, que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas.
Tras un largo proceso legislativo, fue aprobado la ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (Sbap), estableciendo una nueva era de conservación con avances en la protección de valiosos ecosistemas. La normativa no estuvo exenta de polémicas ya que enfrentó críticas por no regular futuras concesiones industriales en áreas protegidas, como la acuícola.
La aprobación de la ley del Sbap enfrentó desafíos y conflictos, especialmente debido a la inclusión de concesiones industriales dentro de las áreas protegidas, generando críticas por parte de comunidades y organizaciones ambientales. Además, el largo y complejo proceso legislativo, con diferentes posturas y ajustes en la redacción de la ley, prolongó su tramitación que duró 13 años. La falta de una mayor participación ciudadana y consultas a comunidades indígenas y organizaciones locales también generó descontento.
Cabe consignar que uno de los puntos más controversiales de esta ley, fue la campaña generada por empresas salmoneras en la recta final de su tramitación, señalándose que un alto porcentaje de sus centros de operaciones se encuentran al interior de áreas protegidas y que esta ley afectaría al empleo. Sin embargo, diversas fuentes oficiales y organizacionales, cuyas estimaciones sitúan en cerca de 420 concesiones en áreas protegidas, se aclaró en reiteradas ocasiones que, esta ley no sería con efecto retroactivo y que por lo tanto, no afectaría a las fuentes de trabajo, sin embargo, la fuerte presión industrial obstaculizó la posibilidad de regular a futuro la expansión de actividades acuícolas en reservas nacionales, sitios de enorme riqueza en biodiversidad y culturas que ya han enfrentado fuertes estragos, como también para el desarrollo de actividades locales como el turismo y la pesca artesanal, según han señalado comunidades y organizaciones de la Patagonia Austral.
A pesar de estos obstáculos, la aprobación de la ley es considerada un hito en la conservación de la biodiversidad en Chile, por establecer las bases para una mejor protección de los ecosistemas, aunque la gestión de los conflictos y la implementación adecuada serán fundamentales para lograr la preservación de la diversidad biológica y el manejo de conflictos con la industria extractiva, principalmente acuícola salmonera.
El balance de la ley desde especialistas: lo bueno, lo malo y lo feo
Sobre estos temas, dos especialistas comparten sus opiniones con respecto al valor e importancia de esta nueva ley para Chile, como también, aspectos críticos. Se trata de María Isabel Manzur, miembro de Chile Sustentable, experta en biodiversidad, organismos transgénicos, recursos genéticos y agricultura sustentable, quien fue protagonista desde la sociedad civil en la historia de la tramitación de la Ley Sbap. Asimismo, Lorena Arce, coordinadora del Consorcio TICCA para el Cono Sur, co directora del Observatorio Ciudadano y coordinadora del Programa Biodiversidad y alternativas al desarrollo, quien también fue parte activa en observaciones e incidencia frente a la tramitación de la ley en el Congreso en los últimos años en materia de estándares internacionales sobre gobernanza, pueblos indígenas y conservación.
Con respecto a los temas destacados de esta noma para la naturaleza en Chile, María Isabel Manzur, señala: «Uno de los principales temas que destacaría en esta ley, tiene que ir con que se viene a completar la institucionalidad ambiental de Chile.Es una ley dedicada exclusivamente para la conservación de la biodiversidad, lo cual es muy importante, nosotros hemos firmado la Convención de la Biodiversidad Biológica, pero no teníamos una ley que la implemente y tenemos más de 160 artículos dedicados exclusivamente para instrumentos para la conservación de la biodiversidad, la cual está muy amenazada en Chile y es muy importante tener estos instrumentos, como por ejemplo para conservar especies amenazadas, ecosistemas amenazados y degradado para el control de especies exóticas invasoras, para la protección de humedales, áreas protegidas que se homologaron a las categorías internacionales, etc., etc., por lo tanto, para Chile es un salto enorme tener esta ley y es un avance y un logro muy importante».
Por su parte, Lorena Arce, comenta en primer término, «que es difícil hacer una síntesis de un proyecto tan largo y tan complejo como este», indicando a su vez: «Lo bueno del proyecto, si pudiéramos decir lo bueno, lo malo y lo feo, en lo bueno, es que se crea finalmente el servicio y que el servicio va a estar a cargo de supervisar las distintas áreas protegidas y todo lo que tiene que ver con la conservación y eso ya no va a quedar dispersos en distintas instituciones, ni distintos servicios, entonces eso es algo bueno, permite un orden y permite un diálogo con una sola institución. Eso, sin duda es un avance».
Con respecto a los puntos críticos o controversiales de esta ley durante su tramitación y resultado final, Manzur de Chile Sustentable, destaca: «En cuanto a los puntos, digamos, que fueron como cuello de botella, uno de ellos, es el tema de las concesiones y lamentablemente no salió lo que hubiéramos querido, que hubiera sido no permitir concesiones acuícolas de salmonicultura con especies exóticas en las áreas protegidas, pero no quedó así y se permiten estas actividades en las reservas nacionales, pero sí quedaron cerradas las 3 categorías más estrictas que son las reservas de región virgen, los parques nacionales y en los monumentos naturales, ahí no se permite las actividades de salmonicultura, pero como dije, sí, en las reservas nacionales y forestales de acuerdo a la ley de pesca, en el artículo 158 quedó vigente».
Lorena Arce va al periodo de su origen y tramitación: «Creo que el error inicial de este proyecto de ley fue tratar de poner muchas cosas juntas en un solo proyecto, juntar en este caso la creación del servicio de biodiversidad y el Sistema Nacional de áreas protegidas. Me parece que fue el principal error que tuvo de origen a este proyecto de ley que hizo su tramitación muy larga y muy compleja, quizás si se hubiera discutido por separado el Servicio y el Sistema, podríamos haber entrado en una discusión más profunda de cada uno de los temas, sobre todo la del Sistema Nacional de Áreas Protegidas que es lo que más le puede interesar a todo el mundo, a la sociedad civil en general«.
También señala: «Lo malo, varias cosas que no quedaron como bien resueltas, quizás para nosotros los temas que trabajamos, la gobernanza no se trató directamente diciendo que este es un tema muy importante en la conservación, es decir, quienes toman las decisiones sobre las áreas de conservación. No queda claramente explicitado en el proyecto de ley, si bien intentamos que fuera así, se le hizo el quite a ese concepto porque también tiene que ver con la entrega de poder a distintos actores de la sociedad civil. Sin embargo, igual se crean las áreas de conservación privada, las áreas de conservación indígena y al Estado le permite hacer acuerdos también de conservación con distintos actores, pero sin hablar directamente de gobernanza y por lo tanto, tampoco se puede hablar mucho de sobreposición de áreas protegidas con el mundo de comunidades, principalmente indígenas, donde sabemos que la sobreposición de áreas protegidas es grande».
Sobre lo feo en la recta final en la tramitación de este proyecto, para Arce «Es la captura corporativa y lamentablemente justo en la última etapa de tramitación del proyecto escandaloso en general, entonces eso termina dejando un sabor amargo de un proyecto de ley que se tramitó durante tanto tiempo donde tantos llevaron sus voces a ese espacio de diálogo de las comisiones, pero termina cerrándose con el fondo de la captura corporativa de la industria salmonera, que pone el pie adelante, sabemos que es para abrir también como poner un paso adelante para lo que viene en relación a la discusión del proyecto de ley de acuicultura, son cosas que no debieran pasar en las tramitaciones de proyecto de ley, pero refleja también en lo en lo que estamos, la fuerza que tiene y el poder que tiene la industria para informar mal para distorsionar la información y poner sus intereses por delante de otros intereses que son mayores, en este caso de la conservación de la biodiversidad«.
Al respecto, agrega Lorena Arce: «Entonces, tener un proyecto de ley con un estándar tan bajo en ese sentido, deja un sabor amargo, nos deja a todos, un sabor amargo y cuesta celebrarlo. Así que el balance es difícil. Si uno pudiera hacer un balance si es tan bueno o malo el proyecto de ley, tiene cosas buenas, tiene cosas malas y tiene cosas que va a tener que ir mejorando en la práctica. Es por ahí como podíamos ir, es lo que hay, como muchas cosas que están pasando hoy día en este país».