La capacidad de las instituciones de emergencia de la región de Aysén para responder frente a un escenario catastrófico, fue puesta a prueba el viernes 3 de noviembre, en el simulacro de accidente aéreo desarrollado en Balmaceda. La actividad contó con un alto grado de realismo, sometiendo a los participantes al estrés y confusión propios de situaciones graves e inesperadas, con el objetico de medir su capacidad de respuesta y trabajo coordinado, bajo intensa presión.
Integrantes y autoridades de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), Seremi de Transportes, Seremi de Salud, Carabineros, Ejército, Gobierno Regional, Gendarmería, SAMU, Servicio Médico Legal, Fiscalía, Cruz Roja, líneas aéreas y Bomberos, se reunieron en la sala del Centro de Operaciones de Emergencia del aeropuerto de Balmaceda, bajo la coordinación de la coordinación del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) y la conducción del delegado presidencial regional, Rodrigo Araya.
Simultáneamente, los equipos y carros de emergencia del aeropuerto y Bomberos se preparaban en el exterior, ante la supuesta aproximación de un avión de pasajeros que había declarado una emergencia y que finalmente se accidentaba cerca de la pista.
En ese momento los funcionarios de la DGAC, con ayuda de voluntarios del Ejército, desplegaron una recreación de un avión siniestrado al que añadieron llamas, pasajeros atrapados en su interior y varios fallecidos en el exterior.
Los primeros en llegar al lugar fueron los vehículos de emergencia del aeropuerto, que combatieron el fuego con apoyo de un carro del Cuerpo de Bomberos.
A continuación, los rescatistas procedieron a la evacuación de los pasajeros heridos desde el interior de los restos de la nave, para llevarlos a una zona segura a algunos metros de distancia, punto en el cual los funcionarios del SAMU los evaluaron para identificar quiénes podían desplazarse por sus propios medios, quiénes presentaban heridas leves y quiénes tenían prioridad para ser evacuados en las ambulancias que se aproximaron al lugar. Asimismo, como parte de esa etapa, los funcionarios de la salud debieron establecer qué pasajeros habían perdido la vida.
Todo lo que ocurría alrededor del avión accidentado era monitoreado en directo en el Centro de Operaciones de Emergencia, por los organismos técnicos y las autoridades.
Simultáneamente otras instituciones se encargaban de la contención emocional a las personas en shock, la atención de los familiares que llegaron al terminal aeroportuario tras conocida la noticia del accidente y, por último, la identificación y traslado de las personas fallecidas.
Terminado el simulacro, los organismos evaluaron su desempeño, coincidiendo en que se logró dar cumplimiento a las etapas establecidas para este tipo de emergencias, a pesar de enfrentarse dificultades como la distancia entre lugar del supuesto accidente y Coyhaique.
El delegado regional, Rodrigo Araya, destacó el profesionalismo y alto nivel de preparación demostrado por quienes representaron a las diversas instituciones involucradas en el ejercicio, asegurando que estar al estar en condiciones para trabajar coordinadamente, se mejora la seguridad pública de la región. “Es un ejercicio que fue tremendamente exitoso. Hemos podido resolver en gran medida los eventos que ocurren en relación a un accidente de esta naturaleza y también hemos visto los puntos débiles que tiene esta cadena y que por su puesto ahora lo perfeccionaremos para que ante la eventualidad de que esto ocurra, podamos responder todos los actores involucrados”, comentó la autoridad regional.
Por su parte, el director regional de Senapred, Sidi Bravo, explicó que la importancia de estas acciones está en que permiten entrenar y educar al sistema de prevención y respuesta ante desastres. “Para el sistema regional de prevención y respuesta ante desastres, los simulacros son sumamente importantes porque nos entrenan, nos educan para enfrentar situaciones de emergencia. Eso nos da la posibilidad de ir mejorando nuestras capacidades, nuestro entrenamiento, nuestra responsabilidad, para así, dar una mejor atención en caso de que fuera necesario enfrentar una situación tan compleja como un accidente aéreo”, señaló.
Para el director del aeropuerto, Andrés Murillo, se trató de una buena instancia ya que “en términos generales tenemos una buena evaluación. Evidentemente hay que seguir mejorando y cada organización tiene que hacernos llegar sus observaciones para nosotros poder insertar esas mejoras en nuestro plan de emergencias”, comentó.
Las conclusiones técnicas del simulacro de accidente aéreo en el aeropuerto de Balmaceda se encuentran en proceso de elaboración, aunque desde los organismos competentes se valoró que esta actividad se retomara, considerando que la última en estas condiciones se realizó el año 2019, aunque sí se han efectuado simulacros en salas, sin generación de escenarios con heridos y fallecidos.
Por último, es importante recordar que este simulacro de accidente aéreo se suma al ejercicio desarrollado este año en la zona norte de la región, cuando se simuló un sismo y tsunami, con evacuación. Y ambas iniciativas, son parte del proceso continuo de preparación ante desastres, por parte de nuestro territorio.