Por, Nataly Rojas Seguel
Directora ejecutiva Fundación Integra
En los primeros años de vida, los niños y niñas desarrollan sistemas básicos de movilidad, como gatear o raptar, luego con el apoyo de las y los adultos que están a su lado se ponen de pie y siguen avanzando, y conforme a su desarrollo y condiciones van adquiriendo nuevas habilidades. Por esto, durante la temporada estival, y aprovechando los beneficios del clima y siempre protegiendo a los niños y niñas del sol, es importante que las familias privilegien que niños y niñas desarrollen actividades al aire libre para aportar a su evolución psicomotriz.
En la actualidad, existe consenso entre educadores y expertos en salud en que el movimiento es fundamental para el bienestar físico en etapas tempranas de la vida. De esta manera, podemos observar que las niñas y niños que son más activos muestran, también, mayor capacidad de atención, manifiestan un procesamiento cognitivo más rápido y tienen un mayor rendimiento, que quienes tienen menos actividad. Es más, está comprobado que experimentar diversos movimientos permite que los niños y niñas adquieran nuevas conexiones neuronales, nociones de percepción y posición.
En este contexto, destaco el programa Vacaciones en Mi Jardín de Fundación Integra, desarrollado durante los meses de enero y febrero en 64 comunas a lo largo de todo Chile, donde los equipos educativos realizan talleres, organizan paseos y actividades recreativas para que los niños y niñas disfruten y sigan aprendiendo durante sus vacaciones.
Se trata de una modalidad educativa que propicia el desarrollo de habilidades sociales, vínculos entre pares y fomenta la creatividad e imaginación en la infancia. Durante la jornada en el jardín infantil, los equipos de trabajo entregan libertad a niños y niñas para estar y situarse en el espacio que más les acomode, organizando los procesos de juego y aprendizaje en torno a una convivencia bientratante.
El programa Vacaciones en Mi Jardín, privilegia que los niños y niñas realicen actividades en diferentes áreas: motora, intelectual y socioemocional, permitiendo la interacción y socialización con personas y objetos del entorno. Este énfasis es fundamental, porque cuando la niñez tiene la oportunidad de jugar, crea, descubre y pone en práctica nuevas formas de organizar su corporalidad, adquiere coordinación, avanza en sus habilidades motrices finas y gruesas, además, de practicar el manejo de sus extremidades.
Cabe destacar, que las actividades desarrolladas durante el verano en el jardín infantil, pueden ser replicadas en el hogar, ya que no necesitan materiales educativos muy complejos para llevarse a cabo. Por ejemplo, los padres o madres pueden invitar a niños y niñas a verbalizar las sensaciones que tienen al tocar hojas, tierra, plantas, piedras y otros objetos del medio natural. Con este simple ejercicio, que pueden realizar en una plaza, la playa o el patio de la casa, promovemos el conocimiento del medioambiente, junto con potenciar su curiosidad y capacidad de asombro.
También, podemos invitar a los niños y niñas a realizar juegos de simulación, como bañar los juguetes, porque comprenderán la importancia de la higiene y mantener limpio nuestro cuerpo para tener una sensación de bienestar y evitar enfermedades.
En definitiva, el juego, el movimiento y el aprendizaje que viven los niños y niñas durante las vacaciones son parte de la conquista de su autonomía y reconocimiento de sí mismos/as como sujetos de derecho, por lo que es nuestro deber como educadores y adultos responsables promover estas acciones.