Tras un proceso de minuciosa revisión y evaluación, 26 docentes fueron seleccionados, los que destacaron por su profesionalismo, impacto en el aprendizaje de sus estudiantes, compromiso y su enseñanza innovadora. Representando las realidades de distintas regiones de Chile, los semifinalistas de este año han implementado formas de enseñar diversas, transformando la vida de sus estudiantes y sus comunidades.
Estos docentes se someterán a un nuevo proceso de evaluación que concluirá con la elección de los ocho finalistas de este año –cinco de la categoría general y tres de la categoría de música–. El ganador o la ganadora, será anunciado en la ceremonia de premiación a finales de noviembre.
De este grupo, dos profesores realizan su labor docente en la Región de Aysén.
Semifinalistas Región de Aysén
Paula Selene Miranda Lincon – Río Blanco, Región de Aysén
La profesora Paula Selene trabaja en una escuela multigrado en la austral Río Blanco, de la Región de Aysén.
Con la dificultad de un entorno así para desarrollar las estrategias educativas, en su trabajo docente destaca el uso de prácticas innovadoras para su contexto educativo.
Patricia Araya – Aysén, Región de Aysén, categoría Música
Tiene 31 años, es concertacionista en clarinete y llegó a la docencia por serendipia. Es parte de la semifinal de la categoría Música. Creció en Coyhaique, en la Patagonia, donde estudiar música o aprender un instrumento era impensado, mucho menos tener la oportunidad de ir a un concierto. Pero era su pasión, por lo que decidió dejar su ciudad natal para perseguir sus sueños. Hace 5 años el destino la llevó a la Escuela Aysén, donde luego de cubrir a un profesor que no pudo asistir a una actividad educativa musical con párvulos, encontró su propósito. «Ahí cambió todo», asegura.
Ese día se dió cuenta de que los pequeños nunca habían visto instrumentos, y no sólo los párvulos, alumnos de otros niveles e incluso adultos, tampoco. Decidió quedarse en el establecimiento e inició un trabajo de gestión que le ha permitido crear una verdadera red de orquestas infantiles en la región. Decidida a romper el paradigma con el que creció actualmente 11 establecimientos educacionales tienen su orquesta, con un interés tan alto, que hay listas de espera para poder formar parte del proyecto. «Pasamos de tener nada a que los niños puedan hacer música y tocar el instrumento que quieran», afirma.